miércoles, 19 de octubre de 2011

Lo primero

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net  San Sebastián (GUIPUZCOA). Mateo 22, 34-40

ECLESALIA, 19/10/11.- En cierta ocasión los fariseos se reunieron en grupo y le hicieron a Jesús una pregunta que era motivo de discusión y debate entre los sectores más preocupados de cumplir escrupulosamente los seiscientos trece preceptos más importantes sobre el sábado, la pureza ritual, los diezmos y otras cuestiones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». La respuesta de Jesús es muy conocida entre los cristianos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este es el más importante. Luego añadió: «El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y concluyó con esta afirmación: «Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas». Nos interesa mucho escuchar bien las palabras de Jesús pues también en la Iglesia, como en el antiguo Israel, ha ido creciendo a lo largo de los siglos el número de preceptos, normas y prohibiciones para regular los diversos aspectos de la vida cristiana. ¿Qué es lo primero y más importante?. ¿Qué es lo esencial para vivir como seguidores de Jesús?. Jesús deja claro que no todo es igualmente importante. Es un error dar mucha importancia a cuestiones secundarias de carácter litúrgico o disciplinar descuidando lo esencial. No hemos de olvidar nunca que sólo el amor sincero a Dios y al prójimo es el criterio principal y primero de nuestro seguimiento a Jesús.Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas.
¿Qué es la religión cristiana sin amor?. ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?. El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios?. ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?. El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás. En estos tiempos tan críticos nada hay más importante que cuidar humildemente lo esencial: el amor sincero a Dios alimentado en celebraciones sentidas y vividas desde dentro; el amor al prójimo fortaleciendo el trato amistoso entre los creyentes e impulsando el compromiso con los necesitados. Contamos con el aliento de Jesús.

sábado, 15 de octubre de 2011

Empeñados en hacer un mundo al revés

         Podemos reflexionar sobre nuestro momento actual sin necesidad de ser expertos en economía ni en política. Hay un sentir y conciencia popular de que la política no corresponde a las necesidades y derechos  de la población real. La maquinaria mediática, manipulada por los poderosos que nos dominan, pretenden hacernos navegar por  un mar de justificaciones y motivaciones que nada tienen que ver con la realidad. Esta desconexión explica la terrible escisión entre sociedadl y vida política: por una parte los propósitos  y negocios de los financieros y especuladores, -determinantes hoy del rumbo de la política- y por otra  las aspiraciones, afanes y miserias cotidianas de la gente.
Se podrá capear la realidad todo lo que se quiera, pero no hasta el extremo de borrarla o ignorarla. La  realidad  habla por sí misma y  dice que  la pobreza no es efecto  de la  escasez de recursos. El hecho de que el Norte tenga seis veces más que el Sur, no es fruto de la escasez;  el hecho de que el Norte (1/4 parte de la humanidad) consuma el 75 % de los  recursos terrestres, no es fruto de la escasez;  ni el hecho de que tenga el 80 % del comercio y  el 93 % de la  industria no es fruto de la escasez; el hecho de que el  PNB  per capita sea de 3, 60 dólares al año en el Sur de Asia, o  de 8 en Africa y de 206 en Norteamérica, no es fruto de la escasez; el hecho de que en Africa haya un médico por cada 50.000 habitantes y en los países industrializados uno por cada 450 habitantes, no es fruto de la escasez; el hecho de que Estados Unidos y otros países industrializados dediquen miles de millones de dólares (y aquí uno renuncia a dar cifras)   al armamentismo y nimios porcentajes a resolver las necesidades básicas de la humanidad, no es fruto de la escasez.
La realidad sigue hablando:
                                                 Si miramos la historia de más de un siglo, nos damos cuenta de que el Occidente como un todo, y particularmente los Estados Unidos han humillado a los países musulmanes del Medio Oriente. Controlaron sus gobiernos, tomaron su petróleo y montaron inmensas bases militares. Dejaron tras de sí mucha amargura y rabia, caldo cultural para la venganza y el terrorismo.Lo terrible del terrorismo es que ocupa las mentes. En las guerras y las guerrillas se necesita ocupar el espacio físico para triunfar efectivamente. En el terror, no. Basta ocupar las mentes, distorsionar el imaginario e introyectar miedo. Los estadounidenses ocuparon físicamente el Afganistán de los talibanes e Irak, pero los talibanes ocuparon psicológicamente las mentes de los estadounidenses. Se realizó desgraciadamente la profecía que hizo Bin Laden el 8 de octubre de 2002: «Estados Unidos nunca más se sentirá seguro, nunca más tendrá paz». Hoy es un país rehén del miedo que se ha difundido” (Leonardo Boff)
La realidad sigue hablando: en Carta  a Billl Clinton  (National Cattholic Reporter, 2 de octubre de 1998), el obispo norteamericano Robert Bowman, ( que antes de ser obispo había sido piloto de cazas militares y realizó 101 misiones de combate en la guerra de Vietnam) le escribe:  «Usted ha dicho que somos blanco de ataques porque defendemos la democracia, la libertad, los derechos humanos. ¡Eso es absurdo! Somos blanco de terroristas porque, en buena parte del mundo, nuestro gobierno defiende la dictadura, la esclavitud y la explotación humana. Somos blanco de terroristas porque nos odian. Y nos odian porque nuestro gobierno hace cosas odiosas. ¡En cuántos países agentes de nuestro gobierno han destituido a líderes escogidos por el pueblo cambiándolos por dictaduras militares fantoches que querían vender su pueblo a sociedades multinacionales norteamericanas! Hemos hecho eso en Irán, en Chile y en Vietnam, en Nicaragua, y en el resto de las «repúblicas bananeras» de América Latina. País tras país, nuestro gobierno se opuso a la democracia, sofocó la libertad y violó los derechos del ser humano. Esta es la causa por la cual nos odian en todo el mundo. Por esta razón somos blancos de los terroristas. En vez de enviar a nuestros hijos e hijas por el mundo a matar árabes y obtener así el petróleo que hay bajo su tierra, deberíamos enviarlos a reconstruir sus infraestructuras, beneficiarlos con agua potable, alimentar a los niños en peligro de morir de hambre. Esta es la verdad, señor Presidente. Esto es lo que el pueblo norteamericano debe comprender».
La realidad habla y  da para aventar los sofismas y espejismos  de cuantos, esclavos del poder, de la codicia y del racismo,  nos creen párvulos y consideran que  pueden  embarullarnos con   las disquisiciones hipócritas o diplomáticas  de su arrogancia y crueldad.
Vamos, que dejen de llamar democracia , derechos humanos, intervención humanitaria, etc. a lo que es lisa y llanamente derecho de robo y explotación. Que dejen de querer salvarnos salvándose a sí mismos con un nivel de vida escandalosamente desigual amasado a base del trabajo, despojo, lágrimas y  humillaciones de los pobres ( personas y pueblos). Que dejen de considerarnos serviles incensadores de su imperio, esperando a que nos sirvan las migajas que a ellos les sobran.
La realidad habla:  Estados Unidos es maestro  en imponer el mecanismo de la deuda externa como instrumento de dominación. Afronta hoy la deuda más grande del mundo: 16,4 billones  de dólares, cifra que supera  en unos dos billones al PIB de dicho país. Y, sin embargo, dentro mismo, existen  54 millones de estadounidenses que tienen que hacer frente a la pobreza, el hambre y el desempleo, viendo cómo se abonan 650 millones de dólares  a instituciones bancarias y empresariales. Estados Unidos viene gastando cada tres meses 50.000 millones de dólares en Irak. Y, con 146 entidades financieras de 16 países, han invertido y prestado  servicios financieros por valor de 43.000 millones de dólares  para fabricar bombas de racimo entre 2007 y 2009.
Un misil Trident  DII5 cuesta 30,9 millones de dólares. Un Avión Apache AH-64 cuesta 56 millones de dólares. Un porta-aviones NIMITZ cuesta 4.000 millones de dólares. El presupuesto militar de Estados Unidos para este año 2011 es de 700.000 millones de dólares.
La realidad  habla:  este mundo es así porque los  poderosos de turno, siempre de una y otra parte,  se empeñan en construirlo así, desoyendo las alternativas reales de una humanidad unida solidariamente  bajo los imperativos  de la igualdad, la justicia y la paz. Una parte no más de ese  monstruoso presupuesto militar haría que ninguna persona y pueblo quedaran sin ver satisfechas sus necesidades de  hospitales, escuelas, viviendas, empleo, etc. etc.
 
El teólogo   Ignacio Ellacuría, asesinado por los amos del capital en El Salvador, habló con  clarividencia  respetando la voz de la realidad. Chocaba a diario con el dato aplastante de la pobreza tal como la están viviendo hoy  mayorías populares de muchos países y ese dato le hacía concluir que  es dentro de la estructura económica neoliberal donde encontramos la clave que explique su funcionamiento y resultados, positivos para unos y negativos para otros.
La pobreza, para él,  es simplemente una realidad dialéctica y política.  Dialéctica porque en nuestra situación hay pobres  porque hay ricos, hay una mayoría de pobres porque hay una minoría de ricos. Una pobreza fruto de escasos recursos no nos  permitiría hablar propiamente de pobres. La verdad es que los ricos  se han hecho tales desposeyendo a los pobres de lo que era suyo, de su salario, de sus tierras,  de su trabajo, etc.  Por eso,  si los ricos son los empobrecedores, los pobres  son los empobrecidos; si los ricos son los desposeedores, los pobres son los desposeídos; si lo ricos son los opresores y represores, los pobres son los oprimidos y reprimidos.
La realidad del ser humano es como es, tiene una dignidad, derechos y obligaciones inalienables. Y, a la postre, o se la reconoce y respeta en todo lugar, o todo intento de dominarla será vano y  acabará en fracaso. Lo dice la historia.

Benjamín Forcano

miércoles, 12 de octubre de 2011

Víctimas

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
San Sebastián (GUIPUZCOA). Mateo 22, 15-21

ECLESALIA, 12/10/11.- La pregunta que hacen a Jesús algunos sectores fariseos, confabulados con partidarios de Antipas, es una trampa preparada con astucia para ir preparando un clima propicio para eliminarlo: «¿Es lícito pagar impuesto al César o no?».Si dice que es lícito, Jesús quedará desprestigiado ante el pueblo y perderá su apoyo: así será más fácil actuar contra él. Si dice que no es lícito, podrá ser acusado de agitador subversivo ante los romanos que, en las fiestas de Pascua ya próximas, suben a Jerusalén para ahogar cualquier conato de rebelión contra el César.
Antes que nada, Jesús les pide que le muestren «la moneda del impuesto» y que le digan de quién es la imagen y la inscripción. Los adversarios reconocen que la imagen es del César como dice la inscripción: Tiberio César, Hijo augusto del Divino Augusto. Pontífice Máximo. Con su gesto, Jesús ha situado la pregunta en un contexto inesperado.
Saca entonces una primera conclusión. Si la imagen de la moneda pertenece al César, «dad al César lo que es del César». Devolvedle lo que es suyo: esa moneda idolátrica, acuñada con símbolos de poder religioso. Si la estáis utilizando en vuestros negocios, estáis ya reconociendo su soberanía. Cumplid con vuestras obligaciones.
Pero Jesús que no vive al servicio del emperador de Roma, sino "buscando el reino de Dios y su justicia" añade una grave advertencia sobre algo que nadie le ha preguntado: «A Dios dadle lo que es de Dios». La moneda lleva la "imagen" de Tiberio, pero el ser humano es "imagen" de Dios: le pertenece sólo a él. Nunca sacrifiquéis las personas a ningún poder. Defendedlas.

La crisis económica que estamos viviendo en los países occidentales no tiene fácil solución. Más que una crisis financiera es una crisis de humanidad. Obsesionados sólo por un bienestar material siempre mayor, hemos terminado viviendo un estilo de vida insostenible incluso económicamente.
No va a bastar con proponer soluciones técnicas. Es necesaria una conversión de nuestro estilo de vida, una transformación de las conciencias: pasar de la lógica de la competición a la de la cooperación: poner límites a la voracidad de los mercados; aprender una nueva ética de la renuncia.
La crisis va a ser larga. Nos esperan años difíciles. Los seguidores de Jesús hemos de encontrar en el Evangelio la inspiración y el aliento para vivirla de manera solidaria. De Jesús escuchamos la invitación a estar cerca de las víctimas más vulnerables: los que están siendo sacrificados injustamente a las estrategias de los mercados más poderosos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Invitación

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net San Sebastióan (GUIPUZCOA). Mateo 22, 1-14
ECLESALIA, 05/10/11.- A través de sus parábolas Jesús va descubriendo a sus seguidores cómo experimenta a Dios, cómo interpreta la vida desde sus raíces más profundas y cómo responde a los enigmas más recónditos de la condición humana.Quien entra en contacto vivo con sus parábolas comienza a cambiar. Algo "sucede" en nosotros. Dios no es como lo imaginamos. La vida es más grande y misteriosa que nuestra rutina convencional de cada día. Es posible vivir con un horizonte nuevo. Escuchemos el punto de partida de la parábola llamada «Invitación al Banquete».Según el relato, Dios está preparando una fiesta final para todos sus hijos e hijas, pues a todos quiere ver sentados junto a él, en torno a una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plena. Esta imagen es una de las más queridas por Jesús para sugerir el final último de la historia humana.Frente a tantas imágenes mezquinas de un Dios controlador y justiciero que impide a no pocos saborear la fe y disfrutar de la vida, Jesús introduce en el mundo la experiencia de un Dios que nos está invitando a compartir con él una fiesta fraterna en la que culminará lo mejor de nuestros esfuerzos, anhelos y aspiraciones.Jesús dedica su vida entera a difundir la gran invitación de Dios: «El banquete está preparado. Venid». Este mensaje configura su modo de anunciar a Dios. Jesús no predica doctrina, despierta el deseo de Dios. No impone ni presiona. Invita y llama. Libera de miedos y enciende la confianza en Dios. En su nombre, acoge a su mesa a pecadores e indeseables. A todos ha de llegar su invitación.

Los hombres y mujeres de hoy necesitan descubrir el Misterio de Dios como Buena Noticia. Los cristianos hemos de aprender a hablar de él con un lenguaje más inspirado en Jesús, para deshacer malentendidos, aclarar prejuicios y eliminar miedos introducidos por un discurso religioso lamentable que ha alejado a muchos de ese Dios que nos está esperando con todo preparado para la fiesta final.En estos tiempos en los que el descrédito de la religión está impidiendo a muchos escuchar la invitación de Dios, hemos de hablar de su Misterio de Amor con humildad y con respeto a todos, sin forzar las conciencias, sin ahogar la vida, despertando el deseo de verdad y de luz que sigue vivo en lo más íntimo del ser humano.Es cierto que la llamada religiosa encuentra hoy el rechazo de muchos, pero la invitación de Dios no se ha apagado. La pueden escuchar todos los que en el fondo de sus conciencias escuchan la llamada del bien, del amor y de la justicia.