viernes, 14 de noviembre de 2014

Creatividad, no estatismo

Mateo 25, 14-30 JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 12/11/14.- 

 Sorprendentemente, , el “tercer siervo” es condenado sin haber cometido ninguna acción mala, a pesar de la aparente inocencia de la parábola de los talentos
Su único error,“no hacer nada”: no arriesga su talento, no lo hace fructificar, lo conserva intacto en un lugar seguro. El mensaje de Jesús es claro:  
No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo arriesgado por transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al trabajo comprometido en abrir caminos al reino de Dios. 
No a una vida estéril, sí a la respuesta activa. no al conservadurismo, sí a la creatividad.El pecado de los seguidores puede ser siempre el no arriesgarnos a seguirlo de manera creativa. 
Es significativo el lenguaje que se ha empleado para ver en qué hemos centrado la atención: 'conservar' el depósito de la fe; la tradición; las buenas costumbres; la gracia; la vocación... 
Esta tentación de 'conservadurismo' es más fuerte en tiempos de 'crisis religiosa': controlar la ortodoxia, reforzar la disciplina y la normativa; asegurar la pertenencia a la Iglesia... 
Todo puede ser explicable, pero ¿no es con frecuencia una manera de desvirtuar el evangelio y congelar la creatividad del Espíritu?.
Para los responsables de las comunidades cristianas puede ser más cómodo “repetir” de manera monótona los caminos heredados del pasado, ignorando los interrogantes, las contradicciones y los planteamientos del hombre moderno, pero ¿de qué sirve si no somos capaces de transmitir luz y esperanza a los problemas y sufrimientos de los hombres y mujeres de nuestros días?.
Las 'actitudes' a cuidar hoy en la Iglesia no son prudencia, fidelidad al pasado, resignación...son más bien búsqueda creativa, audacia, capacidad de riesgo, 'escucha al Espíritu'... que todo lo hace nuevo. Lo grave es que, lo mismo que le sucedió al siervo de la parábola, también nosotros creamos que estamos respondiendo fielmente con nuestra actitud conservadora, cuando estamos defraudando sus expectativas. El principal quehacer hoy no puede ser 'conservar', sino 'comunicar' la Buena Noticia en una sociedad sacudida por cambios socioculturales