lunes, 4 de enero de 2016

Síntesis del "Mensaje para la paz de 2012"

CARD. Peter Kodwo Appiah Turkson
Presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz
(El presente artículo es una síntesis del mensaje del Papa Benedicto XVI en relación con el "Día Mundial de oración por la Paz".  Para quien desee ampliar por lo tanto esta exposición, les invitamos a entrar en el siguiente enlace-web:
El Papa reconoce que "en el año que termina creció la frustración de crisis que ha azotado a la empresa, el mundo del trabajo y la economía, una crisis cuyas raíces se encuentran, en primer lugar, en lo cultural y antropológico. Parece como si un manto de oscuridad ha caído sobre nuestro tiempo y no permite ver claramente la luz del día "(núm. 1).

En su mensaje para la "XLV Jornada Mundial de la Paz 2012", en lugar de redundar en la tónica general de resignación y desesperanza que parece imperar, se acerca más a los motivos de esperanza que la Navidad despierta y señala los siguientes elementos esenciales para la construcción de esa esperanza:

1.- LOS JÓVENES, MOTIVO Y AGENTES DE ESPERANZA PARA EL MUNDO DE HOY Y DEL MAÑANA.
  • Por su entusiasmo y discurso ideal, no resignados ante la fatalidad.
No obstante llama la atención sobre la necesidad de trabajar con ellos en su formación integral, de manera que ese entusiasmo y discurso ideal no quede sólo en planteamientos utópicos carentes de realismo y concreción sino que aterricen en hechos y actitudes de compromiso concreto; la solidaridad y fraternidad humana exigen un proceso previo de formación empezando desde la familia, siguiéndole el ámbito docente-educativo, instituciones sociopolíticas, medios de comunicación, instituciones culturales,... todos implicados en el empeño de ilusionar a las nuevas generaciones por la rehabilitación de nuestro  mundo; nadie más idóneo para ese proceso revitalizador que los propios jóvenes.
Esto implica:
  1. Aprender a escucharles, atenderles en sus preocupaciones.
  2. Dar cauce a sus inquietudes, de manera que puedan traducirse en acciones que vayan dando respuesta a su necesidad de hallar esperanza:
    • De cara a su futuro laboral o inserción sociolaboral.
    • A través de la adecuación de su formación a las necesidades reales de nuestro mundo.
    • Posibilitándoles el poder formar una familia sin necesidad de depender de sus progenitores.
    • Valorando su contribución, de forma reconocida y respetada, al mundo de la  política, cultura y economía desde los valores que ellos mismos reclaman a la sociedad en su conjunto, independientemente de cualquier ideología.
  3. Como se afirma en la encíclica "Caritas in Veritate", el mundo de hoy sufre de una "falta de pensamiento" (CV 19):
    • La Educación para la Justicia y la Paz es esencial para la formación de ese pensamiento. Los jóvenes no son sólo acreedores de derechos sino también constructores de los mismos; la JUSTICIA y la PAZ son ejes fundamentales que deben ser trabajados con ellos puesto que son aquéllos en los que se asienta la adecuada convivencia social. No se puede construir la solidaridad humana, la familia humana, sin esas claves esenciales.
La Iglesia, por lo tanto, ve en los jóvenes un gran motivo de esperanza para todo nuestro mundo, confía en ellos, trata de animarles a buscar la coherencia con sus ideales de justicia, paz y solidaridad; hacer efectiva su libertad de pensamiento y de conciencia pero desde la comunidad, para el bien común.

2.- DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN PARA LA JUSTICIA Y LA PAZ.
LOS EDUCADORES:
  1. La familia: Necesita ser más apoyada no tanto desde los discursos sociopolíticos o de cualquier otra índole sino desde estructuras que faciliten su normal desarrollo, de manera que pueda responder a su papel educativo y formativo a todos los niveles con sus hijos.
    • Las condiciones laborales son con gran frecuencia causantes del empobrecimiento en la realción padres-hijos, restando tiempo y oportunidades en esa interacción. No permiten cumplir adecuadamente con las responsabilidades que son propias de los padres más que de nadie más.
    • Falta también calidad en el trato, acompañamiento, percibir la presencia efectiva de los padres que no es sólamente en el plano físico; no es sólo estar sino ESTAR, de manera que puedan ser ejemplo para las vidas de los hijos: "testigos" de una vida auténtica.
    • No se les concede el  necesario apoyo institucional para los períodos de embarazo, parto y postparto: tanto para la madre como para el padre y su necesaria atención hacia el nuevo ser humano que en su día ya fue concebido.
  2. Instituciones educativas: trabajando en coordinación y complementariedad con las familias, apoyando juntos un mismo proceso educativo.
  3. Instituciones sociopolíticas: Dando muestras de coherencia con sus propios discursos y promoviendo el bien común por encima de sus intereses partidistas:
    • Actuando con honestidad, honradez y administración de los bienes de manera justa, equitativa y adecuada a las necesidades reales de la población.
    • Apoyando decididamente a la familia, a las instituciones educativas y a las empresas generadoras de empleo y respetuosas con los derechos laborales de los trabajadores.
    • Promoviendo la reunificación familiar, de manera que no tengan que estar padre y madre distantes físicamente de sus hijos por razones cualesquiera.
  4. Medios de comunicación: Entendiendo claramente que la  educación se da a través de la  comunicación y éstos tienen al respecto una responsabilidad ineludible.
UN NUEVO HUMANISMO:
La educación sólo puede mejorar a la persona si ésta se desarrolla en relación con su entorno socioambiental: esas relaciones son su primera escuela de vida, su primera escuela de justicia y paz. Los jóvenes, en crecimiento, se convierten en los protagonistas; son el agente principal de su camino a la comunión con los demás y en la justiciaPor su parte, la paz, como el Papa declara con sentidas palabras: "Es ante todo un don de Dios. Pero La paz no es sólo un don que se recibe, sino que también es un proyecto a construir"(n. 5). De hecho, Dios nos ha dado la libertad, que no es licencia para hacer lo que queramos, sino para "buscar medios adecuados de redistribución de la riqueza, promover el crecimiento, la cooperación, . desarrollo y resolución de conflictos"(ibid.) Esa es la palabra clave: responsabilidad.

Así, la educación para la paz y la justicia es un compromiso por el bien común, es el trabajo para construir juntos y con una firme convicción el presente y el futuro.
Nosotros, en nuestra libertad, podemos elegir la construcción y la esperanza, en vez de la destrucción, la ociosidad y la autosuficiencia.
El Papa exhorta a los jóvenes con palabras fuertes y claras: "Sean conscientes de ser ustedes mismos, ejemplo y estímulo para los adultos, y sean los más que se esfuercen por superar las injusticias y la corrupción, si quieren un futuro mejor. Tengan en cuenta su potencial y no encerrarse en sí mismos, sepan trabajar por un futuro mejor para todos. Nunca estarán solos: la Iglesia tiene confianza en ustedes, les acompaña, les anima y quiere ofrecerles lo más preciado: la capacidad de mirar a Dios, para cumplir con Jesucristo, que es la justicia y la paz"(n. 6).
Y para que esto suceda, juntos debemos construir un nuevo humanismo, una nueva alianza entre
los seres humanos que es capaz de construir un mundo más humano y fraterno, que prevalecerá sobre el carácter técnico de los seres humanos, donde lo profesional, cultural y la política económica sean el fruto del conocimiento y una lógica técnica, nutrida de un nuevo humanismo.

Cualquier actividad debe tener en cuenta "reconocer el fundamento de la dignidad humana, siempre, dando prioridad al diálogo,... en contraposición a la arrogancia, a la violencia, al horror de la guerra entre los pueblos, a la persecución, odio, violaciones de los Derechos Humanos las cuales son realmente el gran pecado contra Dios, contra la Creación y el propio ser humano,... todos ellos en suma pecados que matan la caridad y a la civilización misma".
El papa concluye con una súplica diciendo:
"Unamos nuestras fuerzas, espiritual, moral y materialmente; eduquemos a los jóvenes en la justicia y la paz"(n. 6). Es una fuerte llamada a la acción y un gran estímulo para todos.

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