miércoles, 21 de marzo de 2012

El atractivo de Jesús


JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
San Sebastián (GUIPUZCOA). Juan 12, 20-33

ECLESALIA21/03/12.- Unos peregrinos griegos que han venido a celebrar la Pascua de los judíos se acercan a Felipe con una petición: «Queremos ver a Jesús». No es curiosidad. Es un deseo profundo de conocer el misterio que se encierra en aquel hombre de Dios. También a ellos les puede hacer bien.
A Jesús se le ve preocupado. Dentro de unos días será crucificado. Cuando le comunican el deseo de los peregrinos griegos, pronuncia unas palabras desconcertantes: «Llega la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre». Cuando sea crucificado, todos podrán ver con claridad dónde está su verdadera grandeza y su gloria.
Probablemente nadie le ha entendido nada. Pero Jesús, pensando en la forma de muerte que le espera, insiste: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». ¿Qué es lo que se esconde en el crucificado para que tenga ese poder de atracción?. Sólo una cosa: su amor increíble a todos.
El amor es invisible. Sólo lo podemos ver en los gestos, los signos y la entrega de quien nos quiere bien. Por eso, en Jesús crucificado, en su vida entregada hasta la muerte, podemos percibir el amor insondable de Dios. En realidad, sólo empezamos a ser cristianos cuando nos sentimos atraídos por Jesús. Sólo empezamos a entender algo de la fe cuando nos sentimos amados por Dios.
Para explicar la fuerza que se encierra en su muerte en la cruz, Jesús emplea una imagen sencilla que todos podemos entender:«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto». Si el grano muere, germina y hace brotar la vida, pero si se encierra en su pequeña envoltura y guarda para sí su energía vital, permanece estéril.
Esta bella imagen nos descubre una ley que atraviesa misteriosamente la vida entera. No es una norma moral. No es una ley impuesta por la religión. Es la dinámica que hace fecunda la vida de quien sufre movido por el amor. Es una idea repetida por Jesús en diversas ocasiones: Quien se agarra egoístamente a su vida, la echa a perder; quien sabe entregarla con generosidad genera más vida.
No es difícil comprobarlo. Quien vive exclusivamente para su bienestar, su dinero, su éxito o seguridad, termina viviendo una vida mediocre y estéril: su paso por este mundo no hace la vida más humana. Quien se arriesga a vivir en actitud abierta y generosa, difunde vida, irradia alegría, ayuda a vivir. No hay una manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más humana y llevadera. ¿Cómo podremos seguir a Jesús si no nos sentimos atraídos por su estilo de vida?.

jueves, 15 de marzo de 2012

Mirar al crucificado

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
San Sebastián (GUIPUZCOA). Juan 3, 14-21

ECLESALIA14/03/12.- El evangelista Juan nos habla de un extraño encuentro de Jesús con un importante fariseo, llamado Nicodemo. Según el relato, es Nicodemo quien toma la iniciativa y va a donde Jesús «de noche». Intuye que Jesús es «un hombre venido de Dios», pero se mueve entre tinieblas. Jesús lo irá conduciendo hacia la luz.
Nicodemo representa en el relato a todo aquel que busca sinceramente encontrarse con Jesús. Por eso, en cierto momento, Nicodemo desaparece de escena y Jesús prosigue su discurso para terminar con una invitación general a no vivir en tinieblas, sino a buscar la luz.
Según Jesús, la luz que lo puede iluminar todo está en el Crucificado. La afirmación es atrevida: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna». ¿Podemos ver y sentir el amor de Dios en ese hombre torturado en la cruz?
Acostumbrados desde niños a ver la cruz por todas partes, no hemos aprendido a mirar el rostro del Crucificado con fe y con amor. Nuestra mirada distraída no es capaz de descubrir en ese rostro la luz que podría iluminar nuestra vida en los momentos más duros y difíciles.
Sin embargo, Jesús nos está mandando desde la cruz señales de vida y de amor.
En esos brazos extendidos que no pueden ya abrazar a los niños, y en esa manos clavadas que no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los enfermos, está Dios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos sufrimientos.
Desde ese rostro apagado por la muerte, desde esos ojos que ya no pueden mirar con ternura a pecadores y prostitutas, desde esa boca que no puede gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias, Dios nos está revelando su "amor loco" a la Humanidad.
«Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él». Podemos acoger a ese Dios y lo podemos rechazar. Nadie nos fuerza. Somos nosotros los que hemos de decidir. Pero «la Luz ya ha venido al mundo». ¿Por qué tantas veces rechazamos la luz que nos viene del Crucificado?.
Él podría poner luz en la vida más desgraciada y fracasada, pero «el que obra mal... no se acerca a la luz para no verse acusado por sus obras». Cuando vivimos de manera poco digna, evitamos la luz porque nos sentimos mal ante Dios. No queremos mirar al Crucificado. Por el contrario, «el que realiza la verdad, se acerca a la luz». No huye a la oscuridad. No tiene nada que ocultar. Busca con su mirada al Crucificado. Él lo hace vivir en la luz.

jueves, 8 de marzo de 2012

Sobran mesas de despacho y faltan para comer

Padre Ángel: "Que se habiliten comedores en las catedrales"
"Sobran mesas de despacho y faltan para comer", explica, y su ONG predica con el ejemplo.

Redacción, 06 de marzo de 2012 a las 17:50

Advierte que los recortes en servicios sociales llevarán a que "la gente salga a la calle con pancartas diciendo que quiere comer". El presidente de la Asociación Mensajeros de la Paz, el padre Ángel García, advierte a las administraciones públicas de que recortar en servicios sociales por la crisis económica puede llevar a que "la gente salga a la calle con pancartas diciendo que quieren comer" y entonces, ya será tarde para hacer nada.
"Estoy convencido de que los gobernantes van a reaccionar y que a las ONG nos van a tener en cuenta, y si no, que tengan mucho cuidado todos, que el hambre es muy mala consejera, que el día que salga la gente a la calle con pancartas diciendo que quieren comer, preparémonos, porque, además, alguno seguro que apoyaremos esas manifestaciones", ha señalado.
En una entrevista, el fundador de esta asociación con presencia en 50 países ha explicado que toda la sociedad debe ser "consciente" de que es necesario recortar, pero ha criticado que "en alguna autonomía se esté hablando de quitar hasta un 25%" a las partidas para infancia o mayores.
"¿Un 25% de qué?. ¿Qué quieren, que le quite una mano?. ¿Que no les dé de comer?. ¿Que apague la luz día y noche?. Dígame usted cómo bajo el 25% y yo estaré de acuerdo, pero no sin dar una explicación. Que intenten buscar cómo lo pueden bajar pero no quitando de comer, porque eso es lo que supone quitar los servicios sociales", ha asegurado.
El sacerdote lamenta que no se produzca una respuesta más contundente por parte de los representantes políticos de los ciudadanos y se pregunta "cúando va a empezar a haber huelgas y manifestaciones y preguntas en los congresos" en las que los diputados y senadores digan que no están de acuerdo con estos recortes.
"Hacen huelgas, manifestaciones y preguntas para lo del euro, para una ley o para otra, pero por lo que es el sustento, lo que es para comer y para vivir no se pegan en el Congreso. Yo no les he visto todavía ponerse fuertes y decir 'oiga, que están ustedes locos', vamos a vender propiedades o a quitar gastos que se puedan tener de otros ministerios'", ha lamentado.

Sobran mesas de despacho y faltan de comedor.
Una de las iniciativas que propone Mensajeros de la Paz es "cambiar las mesas de despacho por mesas de comedor", ya que a juicio del padre Ángel, "en este país sobra mobiliario de oficina y falta sitio para comer". Para predicar con el ejemplo, la propia sede de la organización en Madrid ha desalojado a todos sus empleados y se ha convertido en un comedor social que se inaugurará el próximo día 7.
El padre Ángel explica que en España hay "más de un millón de personas que pasan hambre" y, en el mismo Madrid, "muchísimos niños de dos a doce años de edad que se van a la cama sin cenar" porque si bien comen en los comedores de los colegios, en sus casas "no hay nada que darles" ni a media tarde, ni por la noche.
"Hace un mes visité un comedor en Vallecas y ver esas filas de gente pidiendo comida me impresionó. Llegué a la oficina y le dije a mi gente que todas esas mesas de despacho que teníamos nos sobraban porque se puede trabajar desde casa o desde cualquier otro sitio, así que nos pusimos a quitar las mesas y a hacer un comedor para estos niños que no tienen qué cenar. Mi propia mesa es ahora también una mesa para comer y creo que es una cosa preciosa", ha explicado.
La organización va un paso más allá y ha propuesto a las asambleas locales que cedan sus cafeterías o comedores al menos un par de días por semana a quienes más lo necesitan y que los propios diputados se acerquen a servir a estas personas. "He pateado algunas asambleas y he hablado con algunos presidentes para pedírselo, porque la gente necesita gestos (...) A veces hay que salir en la foto pero no por presumir, sino para que la gente vea que esas personas también tienen corazón", ha apuntado.
En esta línea, ha llevado la propuesta hasta la jerarquía eclesiástica. El padre Ángel argumenta que si bien Cáritas ha "multiplicado comedores en estos momentos, todavía se puede hacer más" si, como denuncian todos los agentes implicados, hay hambre en España.
"Si existe, y yo creo que Cáritas no miente, ni los comedores que hay por ahí mienten, tendríamos que hacer todo lo posible para que estas personas pudieran comer, y ¿Por qué no en las catedrales?. Sería un testimonio precioso, apunta el sacerdote, para incidir en que hay quien pone "dificultades" como de seguridad o de dinero, pero "todavía" no ha encontrado a "nadie que haya dicho que no" a esta iniciativa. (RD/EP)

miércoles, 7 de marzo de 2012

La indignación de Jesús


JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
San Sebastián (GUIPUZCOA). Juan 2,13-25

ECLESALIA07/03/12.- Acompañado de sus discípulos, Jesús sube por primera vez a Jerusalén para celebrar las fiestas de Pascua. Al asomarse al recinto que rodea el Templo, se encuentra con un espectáculo inesperado. Vendedores de bueyes, ovejas y palomas ofreciendo a los peregrinos los animales que necesitan para sacrificarlos en honor a Dios. Cambistas instalados en sus mesas traficando con el cambio de monedas paganas por la única moneda oficial aceptada por los sacerdotes.
Jesús se llena de indignación. El narrador describe su reacción de manera muy gráfica: con un látigo saca del recinto sagrado a los animales, vuelca las mesas de los cambistas echando por tierra sus monedas, grita: «No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Jesús se siente como un extraño en aquel lugar. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a su Padre. La religión del Templo se ha convertido en un negocio donde los sacerdotes buscan buenos ingresos, y donde los peregrinos tratan de "comprar" a Dios con sus ofrendas. Jesús recuerda seguramente unas palabras del profeta Oseas que repetirá más de una vez a lo largo de su vida: «Así dice Dios: Yo quiero amor y no sacrificios».
Aquel Templo no es la casa de un Dios Padre en la que todos se acogen mutuamente como hermanos y hermanas. Jesús no puede ver allí esa "familia de Dios" que quiere ir formando con sus seguidores. Aquello no es sino un mercado donde cada uno busca su negocio.
No pensemos que Jesús está condenando una religión primitiva, poco evolucionada. Su crítica es más profunda. Dios no puede ser el protector y encubridor de una religión tejida de intereses y egoísmos. Dios es un Padre al que solo se puede dar culto trabajando por una comunidad humana más solidaria y fraterna.
Casi sin darnos cuenta, todos nos podemos convertir hoy en "vendedores y cambistas" que no saben vivir sino buscando sólo su propio interés. Estamos convirtiendo el mundo en un gran mercado donde todo se compra y se vende, y corremos el riesgo de vivir incluso la relación con el Misterio de Dios de manera mercantil.
Hemos de hacer de nuestras comunidades cristianas un espacio donde todos nos podamos sentir en la «casa del Padre». Una casa acogedora y cálida donde a nadie se le cierran las puertas, donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los hijos más desvalidos de Dios y no solo nuestro propio interés. Una casa donde podemos invocar a Dios como Padre porque nos sentimos sus hijos y buscamos vivir como hermanos.

sábado, 3 de marzo de 2012

Liberar la fuerza del Evangelio

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
San Sebastián (GUIPUZCOA). Marcos 9, 2-10

ECLESALIA, 29/02/12.- El relato de la "Transfiguración de Jesús" fue desde el comienzo muy popular entre sus seguidores. No es un episodio más. La escena, recreada con diversos recursos de carácter simbólico, es grandiosa. Los evangelistas presentan a Jesús con el rostro resplandeciente mientras conversa con Moisés y Elías.
Los tres discípulos que lo han acompañado hasta la cumbre de la montaña quedan sobrecogidos. No saben qué pensar de todo aquello. El misterio que envuelve a Jesús es demasiado grande. Marcos dice que estaban asustados.
La escena culmina de forma extraña: «Se formó una nube que los cubrió y salió de la nube una voz: Este es mi Hijo amado. Escuchadlo». El movimiento de Jesús nació escuchando su llamada. Su Palabra, recogida más tarde en cuatro pequeños escritos, fue engendrando nuevos seguidores. La Iglesia vive escuchando su Evangelio.
Este mensaje de Jesús, encuentra hoy muchos obstáculos para llegar hasta los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Al abandonar la práctica religiosa, muchos han dejado de escucharlo para siempre. Ya no oirán hablar de Jesús si no es de forma casual o distraída.
Tampoco quienes se acercan a las comunidades cristianas pueden apreciar fácilmente la Palabra de Jesús. Su mensaje se pierde entre otras prácticas, costumbres y doctrinas. Es difícil captar su importancia decisiva. La fuerza liberadora de su Evangelio queda a veces bloqueada por lenguajes y comentarios ajenos a su espíritu.
Sin embargo, también hoy, lo único decisivo que podemos ofrecer los cristianos a la sociedad moderna es la Buena Noticia proclamada por Jesús, y su proyecto de una vida más sana y digna. No podemos seguir reteniendo la fuerza humanizadora de su Evangelio.
Hemos de hacer que corra limpia, viva y abundante por nuestras comunidades. Que llegue hasta los hogares, que la puedan conocer quienes buscan un sentido nuevo a sus vidas, que la puedan escuchar quienes viven sin esperanza.
Hemos de aprender a leer juntos el Evangelio. Familiarizarnos con los relatos evangélicos. Ponernos en contacto directo e inmediato con la Buena Noticia de Jesús. En esto hemos de gastar las energías. De aquí empezará la renovación que necesita hoy la Iglesia.
Cuando la institución eclesiástica va perdiendo el poder de atracción que ha tenido durante siglos, hemos de descubrir la atracción que tiene Jesús, el Hijo amado de Dios, para quienes buscan verdad y vida. Dentro de pocos años, nos daremos cuenta de que todo nos está empujando a poner con más fidelidad su Buena Noticia en el centro del cristianismo.