domingo, 17 de diciembre de 2017

Sin NAVIDAD... no hay Navidad

¡Poned los gorros de papá Noel,
quitad los portales de Belén!,
que aquí lo que importa es vender
y da igual quién fuera Él.

Agobios mil con cenas de postín,
innecesarios gastos y despilfarros
en mil regalos atiborrando carros
antes del primer día hasta su fin.

Alcohol, botellas rotas e inmundicia
regando calles y plazas en sus rincones;
en esa noche de "fin de año" a borbotones
todo parece acabar salvo la codicia.

¿Importa a alguien lo que en Navidad
se celebra, se recuerda, se desea?:
La presencia de un Dios que se recrea
en amar al ser humano en toda su verdad.

Todo un Dios que se hace humano
sin ruidos, sin comilonas ni lujos,
un Dios que por amor y sin tapujos
viene, te abraza y camina de tu mano.


Santi Catalán

sábado, 9 de diciembre de 2017

Esteban Velázquez, en Tenerife

El canario Esteban Velázquez ha saltado a la palestra mediática estos días después de que Marruecos le expulsara de su territorio, en donde este jesuita nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1947 era el  responsable en Nador de la Delegación de Migraciones del Arzobispado de Tánger y prestaba asistencia sanitaria y seguimiento médico de inmigrantes heridos en los saltos de la valla de Melilla o con problemas de salud, que son frecuentes cuando viven en el monte, además de proporcionarles comida, mantas y prendas de abrigo.

Velázquez entró en 1964 en la Compañía de Jesús y se ordenó de presbítero en 1976. No es un sacerdote al uso ya que una de sus características es su constante activismo social. De hecho en 1975 estuvo en la cárcel debido a reivindicaciones relacionadas con la libertad sindical.

Emigró a El Salvador en la década de los 80, donde estuvo trabajando durante siete años en un país que vivía por entonces una guerra. Su primer contacto con el país centroamericano fue en 1984, cuando estuvo atendiendo a los refugiados y participó en actividades por la paz en la capital, San Salvador. Se fue del país en 1986, pero en 1989 volvió para atender, tanto pastoral como humanitariamente, a la población civil y a la guerrilla, con la que convivía en la zona de guerra de Morazán. Estuvo en este país hasta 1993 y debido a su actividad fue obligado a salir del país dos veces por decisión de su orden religiosa y por presión episcopal, además, en una de ellas fue también expulsado gubernamentalmente. Fue mencionado para el premio J.M. Bandrés de los derechos humanos debido a su labor en El Salvador.

En 1993 volvió a Las Palmas de Gran Canaria donde estuvo hasta 2007 en diferentes tareas pastorales, pero también en numerosos movimientos sociales de estudio o acción relacionados con la solidaridad internacional, globalización, interculturalidad, el diálogo interreligioso o las migraciones. En 2015 recibió el Roque Nublo de Solidaridad Internacional que entrega cada año el Cabildo de Gran Canaria como reconocimiento por todas las iniciativa que ha auspiciado en la defensa de los derechos de los más desfavorecidos.

En 2007 se muda a Sevilla, ciudad en la que vive hasta el año 2012. En la capital andaluza promueve la organización de ámbito estatal Iniciativa Cambio personal, Justicia Global ( CPJG), que promueve diferentes actividades formativo-sensibilizadoras de espiritualidad y ética para la justicia social y también anima la creación de redes con el mismo fin como la Red del Foro Social Español de Espiritualidades y Éticas.

Fue en octubre de 2012 cuando se trasladó a vivir a Nador. Allí trasladó la Iniciativa  CPJG y fue nombrado director del Centro de Formación profesional Baraka y responsable de la Delegación de Migraciones del arzobispado de Tánger en Nador. Pero sobre todo, destacó porque la Delegación sustituyó hace tres año el trabajo que realizaba Médicos Sin Fronteras, que abandonó  su labor humanitaria en el país  en 2013  porque no se respetaban los derechos humanos, sobre todo el de los subsaharianos.

En Marruecos solía visitar los campamentos del monte Gurugú, donde los inmigrantes esperan para intentar llegar a España. También acudía al hospital Hassani de Nador después de un intento de salto, rodeado de decenas de inmigrantes con brazos y piernas rotos, contusiones, golpes y brechas. Velázquez enviaba a su equipo a buscar ropa, gestionaba con el personal del hospital una radiografía, repartía zumo y galletas y despedía a los que iban camino del sur metidos en un furgón policial, tal como explica  Desalambre.

Desde el pasado 11 de enero está en Melilla ya que cuando intentaba volver a Nador  cruzando la frontera, le detuvieron en el puesto de control y le requisaron la tarjeta de residencia marroquí. Cuestionado sobre esto, ha preferido no hablar con Canarias Ahora con el fin de no agravar la situación.



Se invita a la COMUNIDAD CRISTIANA y a toda persona de buena voluntad a participar del encuentro y testimonio que Esteban Velázquez Guerra compartirá con nosotros en las siguientes fechas:
  • Jueves 14 de diciembre: "Etica universal y Derechos Humanos. Los valores en una sociedad multicultural".
  • Viernes 15 de diciembre: "Derechos Humanos de la tercera generación: Derecho al desarrollo, la paz,...".
Horario y lugar:
    • 19 h. en la UNED, C/. San Agustín, La Laguna (TENERIFE).

viernes, 1 de diciembre de 2017

¡Consolad a mi pueblo!, dice el Señor

Caminar en Adviento es recorrer los caminos de la vida del mundo obrero, para encarnarnos en ella, para acompañar, para caminar con nuestras hermanas y hermanos creciendo en comunión. Para vivir nuestra misión: ¡Consolad a mi pueblo, dice el Señor!.

El oficio de consolar se ejercita acompañando la vida, abriendo caminos de esperanza. Adviento nos adentra en caminos nuevos, y nos impulsa a la novedad de la Esperanza.
Consolar es ofrecer el testimonio de lo que Dios hace en nosotros; es ofrecer la propuesta de Jesucristo como buena noticia para quienes sufren.
Consolar es nuestra misión; una misión que nos llena de esperanza, que nos hace desbordar de gozo, que nos ilusiona porque, a medida que recorremos el camino del Adviento de la mano del mundo obrero, podemos descubrir que el Señor hace brotar su justicia.
Consolar tiene mucho que ver con mostrar la posibilidad real y concreta de otra vida posible, que estamos llamados a construir.